miércoles, 28 de enero de 2009

La suerte de Evo


Seguramente más de un mandatario latinoamericano estará envidiando la suerte del actual inquilino del Palacio Quemado, que a pesar de los turbulentos episodios que protagonizaron el año pasado las provincias de la “media luna” (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija) con sus reivindicaciones autonomistas, logró el domingo la aprobación de la nueva Constitución con la que aspira a permanecer en el poder hasta 2014, refundar “una nueva Bolivia con igualdad de oportunidades”, y  poner “fin al latifundio y al latrocinio de los recursos naturales a manos de las empresas transnacionales”.

Y sin embargo, deberían pensarlo mejor antes de envidiarlo.  Con un rechazo en las urnas cercano al 40% y la recalcitrante oposición de un tercio del país, los resultados del referendo constitucional están lejos de resolver la endémica crisis de gobernabilidad boliviana, que más bien, podría acentuarse cuando entre en vigencia una constitución que extiende la lucha partidista a la judicatura, delimita vagamente las funciones y la estructura de los poderes del Estado, escinde el sistema judicial al crear una “justicia comunitaria” inapelable y paralela a la justicia ordinaria, favorece la sobre-representación política de las minorías, y subordina en la práctica las competencias de los gobiernos provinciales a los dictados del Ejecutivo central.

Dijo Oscar Wilde que lo peor de los deseos es verlos cumplidos.  Al coya Morales parece habérsele hecho realidad el suyo.  Pero su receta para refundar el país puede acabar siendo todo lo contrario:  un manual de 411 pasos para acabar de destruir el Estado.  +++

martes, 20 de enero de 2009

La pesadilla y el noble sueño


A propósito de la posesión de Barack Obama como 44º presidente de los Estados Unidos —con todas las expectativas que suscita, y con lo que el advenimiento de un afroamericano al despacho oval tiene en sí mismo de histórico—, muy oportuna resulta la lectura de las reflexiones que sobre la historia de esa nación se hace el profesor Russell Banks en una serie de conversaciones publicadas bajo el título “Soñando América”.

Banks recuerda que el famoso “sueño americano” fue originalmente tres sueños distintos:  el sueño religioso de construir una “ciudad sobre una colina” en esa nueva tierra prometida que hallaron los tripulantes del Mayflower; el sueño de Eldorado que excitaba la ambición de conquistadores y colonos; y el de la Fuente de la Eterna Juventud, que implicaba la posibilidad permanente de empezar de nuevo.

Así, Norteamérica fue siempre imaginada como el lugar en el que el pecador se vuelve virtuoso, donde el pobre puede enriquecerse, y donde es posible renacer y reinventarse:  la Declaración de independencia, el self-made man, y el melting pot, son en buena medida consecuencia y reflejo del triple sueño americano.  Pero también lo son el mesianismo, el unilateralismo y el aislacionismo…

Lo que muchos se preguntan hoy es si Obama será capaz de devolverle al sueño americano su originaria nobleza.  O si por el contrario, habrá que resignarse a ver el sueño convertido en la pesadilla de muchos, dentro y fuera de Estados Unidos.  +++